domingo, 9 de enero de 2011

Soy un suavecito y me encanta


Pues las lágrimas son la mejor manera para lubricar el alma, pues es una manera en que Dios me recuerda que estoy vivo.

Y es que a Él le encanta mostrarme su amor, su misericordia. Le encanta recordarme que al final solo basta su Amor... que el Amor basta... que solo Dios basta.

Que nadie me ama como Él, que en la cruz me dio la más grande prueba.

QUE LA SANTIDAD SE VIVE EN COMUNIDAD... y que esperamos el regreso de EMMANUEL... Dios con nosotros...

Que la paz llega, que todo se calma, que solo Él basta. Que tengo que aprender a dejarme amar.

Que creo en las promesas de Dios, porque nunca me ha fallado, pues todo lo que hace es perfecto. Que a pesar de las pruebas allí está siempre... y el no hace mal las cosas.

Gracias Dios... por las lágrimas, las pruebas, por las dudas... Gracias por el amor, por entregarte... por estar presente siempre en el pan consagrado... Gracias por tu madre, el Auxilio de los Cristianos...

Gracias por tus santos, tus ángeles...

Gracias por simplemente amarnos... ayúdanos a aprender a dejarnos amar...

Gracias Dios por hacerme suavecito... porque me encanta